“El líder está al servicio de las personas e influye para provocar y generar cambios”. Es así cómo Roser Claramunt, psicóloga dedicada a la salud y bienestar laboral y personal, define el liderazgo. Concepto muy recurrente en las conversaciones en instituciones educativas pero, en ocasiones, con escaso acuerdo en su definición.
Si analizamos con atención la definición de Roser, conectamos inmediatamente con que en educación es clave que el docente mantenga un rol de liderazgo con los estudiantes y colegas, para generar transformaciones relevantes para el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Según Roser, el punto de partida de todo buen líder es el autoliderazgo. Concepto novedoso pero fundamental para poder influenciar en otras personas o entornos para que las cosas sucedan. Tenemos que estar conscientes de lo privilegiados que somos al ser docentes ya que tenemos la posibilidad de hacer transformaciones, a partir de nuestras acciones. No debemos olvidar que para nuestros estudiantes somos referentes.
Lamentablemente la educación, en ocasiones, intenta unificar o uniformar a los docente. Para escapar de esto, el profesor debe tomar el rol de coach y descubrir el talento de cada persona. Para lograr este esencial y noble desafío es importante hacer una pausa y trabajar algunos aspectos:
Observación
Escucha Activa
Comunicación efectiva
Autoresponsabilidad
Gestión Emocional
Propósito
De esta manera podremos ser el mentor que necesitan y se merecen nuestros estudiantes y compañeros. Como decía Rudolf Steiner, fundador de la metodología Waldorf, “Todos los días se debe lograr algo internamente”.
Puedes ver la entrevista completa acá.